miércoles, 7 de mayo de 2008

El Monociclo y La Monocicleta

En la tienda de las bicicletas había un monociclo. Lleno de polvo, guardado en una caja, llevaba años que nadie lo compraba, ni siquiera se asomaban a verlo. ¿Quién llega al trabajo en un monociclo? Nadie, una goma sola no es eficiente.

En otra tienda de bicicletas había una monocicleta. Acabada de llegar, nuevecita, de una fábrica en Hong Kong. Pero nadie le hacía mucho caso. En la vitrina veía las bicicletas entrar y salir y lo único que pensaba era en encontrar su otra rueda, su media naranja.

La monocicleta había oído hablar a las bicis de un triste monociclo que no sale de su caja. Era el único monociclo en todo el pueblo y la monocicleta lo quería conocer.

Logra escapar la tienda y encontrar la otra. El monociclo escucho algo venir. Por el ruido supo rápidamente que tenía una sola rueda. Saltó fuera de la caja y la vió. Vió a monocicleta más linda que había visto en su vida. Y asi amanecieron ambos pegados al cristal de la tienda. diciéndose ñoñerías y queriendo sentir la goma del otro.

Mantener el equilibrio en una goma no es fácil. Monociclo y Monocicleta fueron felices a partir del día que los soldaron juntos. Hasta que la muerte los separe.

martes, 29 de abril de 2008

birds of prey stick together and hey, so do we

maría
maría me pagaba la merienda todos los días desde primer grado y me veía guardar el sandwich que no me gustaba.
no me preguntaba qué iba a hacer con él después.
no se lo contábamos a nadie, solamente caminábamos juntas a la fila.
mirábamos juntas.
escogíamos lo mismo.
a veces queríamos tanto algo, y tanto lo otro, que entonces escogíamos cosas distintas y las compartíamos.
maría supo cuando mis padres se divorciaron, y lo entendió mejor que yo.
las personas, aunque parezcan estar juntas, están separadas, y aunque parezcan estar separadas, están juntas.
yo no lo sabía entonces tanto como lo sé ahora.
ella hablaba de este cambio con nuestros otros amigos.
yo escuchaba las conversaciones y no decía nada.
la mayor parte del tiempo estaba dibujando, recortando y pegando y a maría le gustaban las estupideces que hacía.
se las regalaba.
no era dinero de merienda, pero donde quiera que me la encuentre dirá que las tiene todavía.

domingo, 27 de abril de 2008

7

no sé si deberían haber cuentos escritos acerca de mi primer beso. lo dudo mucho. no fue hermoso, no fue perfecto, no fue algo para recordar; las estrellas no se movieron de su sitio para formar juntas un corazón. me paraba y me iba a hacer cualquier cosa cada vez que mis amigas adolecentes lo compartían. el mío fue en el cine, en el mío fue en el salón de ciencias, el mío fue en el banquito, el mío fue con mi novio...

la última voz era la más que sonaba. ¿lo hice con quien no era? ¿tenía que ser con una persona que me quisiera? ¿y cómo sé yo que quiero a alguien? ¿y cuándo alguien va a quererme a mí? tuve la suerte de que nadie me preguntaba. probablemente no creían que me hubiera ocurrido todavía y después de cierta edad el tema comienza a perder su importancia.

no fue mágico, no llegué a casa a tocarme la boca y sonreír, no nos volvimos a ver. lo único que sé decir de la primera persona que me besó es que cumplimos el mismo día, aunque yo nací siete años después.

lunes, 21 de abril de 2008

mi pupitre


viernes, 11 de abril de 2008

.La carrera.


.Cuando tenía ocho años un niño de educación especial me besó a la fuerza. Totalmente en contra de mi volutad, el niño cruzó la barrera más importante de dignidad de aquél tiempo. Fue una de las peores experiencias de mi niñez. Eran las tres de la tarde y tocó el timbre de salida. Salí del salón y caminando hacia afuera, el nene me hace señas como de querer darme un beso. Mi cabeza se movió de izquierda a derecha, como diciéndole "no, gracias". En cámara lenta, el nene se dispuso a darme el beso. Tiré mi bulto al piso, y empezó la carrera. Corrí. Corrí mucho. El niño detrás de mí corría más rápido. Era mayor que yo, mucho más grande en estatura y mucho más fuerte. Corrí. Me cansé y fue ahí donde me agarró por el abrigo, me dió la vuelta y me besó. Me dió uno de esos besos apretados, de esos que duran más de lo normal. Cuando terminó, callada, pasé la mano por mi boca como quitándome los resto de saliva ajena. Lloré mucho. Ahora pienso que en realidad no era para tanto.

miércoles, 9 de abril de 2008

La Sombrilla Amarilla

Había una vez una niña que cada vez que llovía se enfermaba. La madre, la abuela y las tías le decían a la pequeña Raquelita que cuando llueva se tape con su sombrilla amarilla y así no se enfermaría. Ella lo hacía y lo hacía pero se seguía enfermando.
La pobre Raquelita no sabía que más hacer, llevaba años tapándose con la sombrilla amarilla hasta que un día mientras estaba enferma en su cama, escucho un estornudo en su cuarto. Un poco confusa se levantó de su cama y fue a investigar. Se repitió el estornudo y curiosamente había sido la sombrilla amarilla, le pregunto cariñosamente a la sombrilla "¿Estas enfermita?"
La sombrilla contestó "Cada vez que me mojo con la lluvia me da catarro. Nunca me había atrevido a decírtelo pues no quiero que me eches a la basura."
Raquelita que ya tenía once añitos le respondió muy molesta "Eres una sombrilla malvada, llevas años pegándome tu estúpido catarro y yo nunca puedo jugar con mis amigos. Te odio y ahora mismo te voy a echar en la basura de cabeza."
Y así mismito fue, la pobre sombrilla murió de pulmonía en un vertedero. Raquelita le dijo a la mamá que había perdido la sombrilla amarilla y rápidamente le compraron una verde. La sombrilla verde no hablaba y mucho menos se enfermaba. Era una sombrilla perfecta para no enfermarse en la lluvia. Sin embargo, Raquelita trataba de hablar con la sombrilla verde pero esa, no le contestaba. Recordaba los consejos que le daba la sombrilla amarilla y sonreía al pensar en haber tenido una compañera tan fiel.
Nunca más se volvió a enfermar Raquelita pero constantemente pensaba en la sombrilla amarilla y en la muerte fría y solitaria que ella misma le condenó.

lunes, 7 de abril de 2008


.Mi hermanita y yo siempre fuimos compinches. Nuestros juegos consistían desde sacar todos los trastes de juguete que teníamos y organizarlos por colores, luego volverlos a guardar, hasta jugar a que éramos gimnastas. Pero el juego más divertido de todos era sin lugar a dudas nuestra emisora de radio: WUELTCPO, en Cadena con ULTC-otro (Doble ú, uélete ese peo; uélete ese otro). El juego consistía en lo siguiente: robarnos el mega radio último modelo de nuestra hermana mayor (radio que NO prestaba nunca) y encerrarnos en alguno de los cuartos. Yo siempre era la locutora y mi hermanita era todos invitados. Juntas escribíamos y cantábamos los anuncios: Adobo Goya, crema para las manos Lubriderm, Cursillos de Cristiandad, Cassettes TDK, etc. Luego de varias entrevistas, venía la radionovela 'Mariquita la del Campo'. Nunca editábamos nada, de modo que se escuchan las paveras exagerás y el correcorre de recoger todo y esconder el radio cuando nuestra hermana mayor llegaba a la casa sin avidar. Existe un sólo cassette de nuestra emisora, y lo guardo como un tesoro.


Alguna vez tuve mi obsesión con el ruido de la lluvia, una figura geométrica, la voz de mi abuelita, los diarios de mi hermano, la parte de atrás de un retrato, el cuello de una mujer, los chocolates en bolsa amarilla, hablar por teléfono después de la escuela y la cartera de mi madre. Camino en voz alta, me han quitado hasta el aire y nunca duermo bien en nochebuena. He mentido casi tanto como me han decepcionado.

Usualmente no pago antes de salir.

domingo, 6 de abril de 2008

.Los pájaros.



.Mis padres nos compraron unos pajaritos de colores a mis hermanas y a mí. Yo pasaba ratos largos mirando y hablando con los pajaritos. Un día los pajaritos desaparecieron. Todo apunta a que abrí la jaulita y los dejé que se fueran volando. Yo, honestamente no recuerdo. Al parecer lo bloquié, porque no recuerdo haber abierto la jaula nunca. Mi papá todavía cuenta la historia entre risas: "... encontré la jaula abierta, y el bobo de Lorraine justo al lado, puesto sobre la mesa ..."

Hoy conocí a alguien

Y ocurre casi todos los días, por mucho y por poco, bajo la nube gris de algún golpe bajo o desafortunadamente durante algunas madrugadas que uno apenas recuerda. No es tanto una queja como lo es una inquietud. Conozco y conocemos personas con una frecuencia alertante. Debería ser más mencionado.

La gente se repite una y otra vez. Llevan las cabezas ocupadas aún siendo calvos. Escuchan mientras se escuchan, sienten todo cuanto sea menos conveniente. Y así son felices. Los ves, no los ves. Ahora sí.

Ahora no.

viernes, 4 de abril de 2008


.Mi papá siempre tuvo el mejor repertorio de canciones y juegos para hacernos reir. Mis hermanas y yo acostubrábamos a irnos a su cuarto en la noche y jugar a los moros. El juego consistía en que teníamos que hacernos las dormidas mientras el decía con voz tenebrosa: "Por ahí vienen los moros con su cuchillita. A matarnos vienen. A las doce en punto y sereno, el que esté despierto me lo llevo". Y pasaba su dedo índice por nuestros cuellos. Su dedo, de izquierda a derecha, simulaba un cuchillito. Naturalmente, nos daba cosquillas a las tres y terminábamos pierdiendo entre carcajadas. Si no, cantaba "... en el viejo hospital de los muñecos ..." y por ahí seguíamos cantando las tres.

En el viejo hospital de los muñecos
Llegó el pobre Pinocho malherido,
Porque un espatapájaros bandido
Lo sorprendió dormido y lo atacó.

Llegó con su nariz hecha pedazos
Y una pierna en tres partes estillada.
Una lesión interna y delicada
Y el médico de guardia lo atendió.

A un viejo cirujano llamaron con urgencia
Que con su vieja ciencia pronto lo remendó.
Y le dijo a los otros muñecos internados:
"Todo esto ha sido en vano, le falta un corazón".

En eso llegó el hada protectora
Y viendo que Pinocho se moría,
Le puso un corazón de fantasía
Y Pinocho sonriendo despertó.

Pinocho, Pinocho
Volviste a la vida con el corazón.
Pinocho, Pinocho
Volviste a la vida con el corazón.

.No puedo creer que aún me la se de memoria.

jueves, 3 de abril de 2008

con mis vecinos me llevaba bien. podía mantener relaciones razonables con cualquier persona que me prestara sus juguetes. me parecía buena educación de su parte.

peleaba mucho con mi hermano del medio porque siempre queríamos las mismas cosas. un día le tiré con mi bolso de los juguetes, le dio en la cabeza y empezó a llorar.

quería abrazarlo pero no lo hice.

le dije a mi mamá que él tuvo la culpa y ella me haló por el pelo y después no sé qué pasó. otro día él me dio un puño en un ojo y en la escuela tuve que decir que choqué con una puerta. lo cual estuvo bien, porque la gente creería que yo choco con puertas.

quería ser doctora para vengarme de todas las inyecciones, pero no sabía que querían ayudarme.

ahora las pido voluntariamente.

la doctora bitman falleció cuando yo tenía catorce años y mis hermanos ya eran grandotes, así que me quedé sin pediatra. en su memoria decidimos que ya no iría más al doctor. hasta que un año pasé las navidades hospitalizada, pero eso no estaba en nuestros planes. seguramente la doctora bitman entendió.

yo me perdí los exámenes finales y muchas fiestas. la gente me quería más por verme frágil y sin cura así que también me llevaban muchos regalos.

todavía tengo las cartas.

hasta hace poco usaba las medias de colores que mi mejor amiga me dio para que no pasara frío, como le sucedía a ella cada vez que despertaba de un intento suicida fracasado y se daba cuenta de que llevaba sandalias puestas. salí con un chico que no podía dejar de mirarlas cuando me quedaba a dormir. las medias se rompieron. el chico a veces me saluda todavía.

a mí me gustaba mucho mojarme en la lluvia cuando era pequeña. me gustaba jugar canicas sola y tenis con la pared. me costó mucho trabajo poder despedirme de las rueditas de mi bicicleta, pero lo hice.

después de eso la cadena siempre se le salía y una tarde me estrellé dentro de la marquesina de una familia que vive cerca de aquí.

me gustaba hablar sola en mi casa de madera y a todos mis amigos imaginarios le gustaba el arroz de plasticina. decían que cocinaba bien.

con el tiempo también aprendí a hacerles empanadillas (de plasticina también) y bizcochos que preparé en un microondas extraño.

hubo un verano que les caí muy bien porque podíamos salir en mi lamborgini de barbie, hasta que un día choqué contra algo y ya no servía más. solamente hacía un ruido, con ese ruido lo llevaba hasta el principio de la cuesta, lo empujaba y rápido me sentaba. creo que a mis hermanos le daba un poco de vergüenza mirarme.

mi papá venía los fines de semana y me llevaba a la playa. cuando la arena estaba demasiado caliente yo pisaba sus pies.

cuando estaba normal, mis hermanos y yo nos tirábamos con bolas como si fuera nieve. a mí siempre me daban en la cabeza o en un ojo y terminaba llorando. mi papá me llevaba en su espalda hasta lo más hondo y allí me soltaba. decía que todavía me estaba aguantando y poco a poco se alejaba. así fue que aprendí a nadar.

así fue que aprendimos todos.

odiaba los domingos de principio a fin. la maizena, la iglesia, el intercambio de padres en el estacionamiento de mc donald's, las asignaciones. siempre le preguntaba a mi mamá por qué no llovía en todas partes del mundo a la vez, si era el mismo cielo.

y ella nunca me quiso responder.